La formación en Psicología clínica es un tema clave cuando se trata de preparar a los futuros profesionales para enfrentarse al mundo real. Por eso, un estudio de los investigadores Angela Caro y Yuri Perdomo en el que se propusieron analizar las competencias clínicas desde tres puntos de vista esenciales: estudiantes, universidades y supervisores de práctica.
¿Cuál fue la idea principal? Entender cómo se está formando a los psicólogos desde la base para que puedan salir bien equipados al mercado laboral.
La metodología
Recogieron datos en un momento específico, usando una batería de tres instrumentos creados especialmente para evaluar dos grandes áreas:
Competencias previas o lo que necesitas saber antes de ejercer la psicología clínica.
Competencias específicas, es decir, habilidades clave para el contexto de la salud mental.
¿Quiénes participaron?
164 estudiantes
34 universidades
40 instituciones prestadoras de servicios psicológicos.
¿Qué encontraron?
Competencias previas: La mayoría de las universidades enseñan los prerrequisitos necesarios para ser un psicólogo clínico; sin embargo, muy pocos estudiantes se sienten completamente seguros de tenerlas.
Competencias específicas: En cuanto a habilidades como evaluación, diagnóstico, diseño de programas y comunicación, las universidades enseñan todo lo necesario. Distinto a ello, las instituciones donde los estudiantes hacen prácticas le dan más peso a áreas como la intervención, el seguimiento de pacientes y la prevención. Aquí el dato curioso: nuevamente, pocos estudiantes se sienten 100% listos para abordar estas responsabilidades.
Los objetivos detrás de este análisis fueron:
Observar si la formación universitaria realmente cumple con lo que exige la normativa del país.
Comparar si lo que enseñan las universidades se alinea con lo que el sector de la salud necesita.
Describir cómo perciben los estudiantes su propia formación clínica.
Este estudio nos deja un reto interesante: las universidades cumplen, pero parece que los estudiantes no siempre sienten que tienen las herramientas para enfrentar el mundo laboral. ¿Será que hace falta más práctica o ajustar los programas?
Este estudio deja claro que, aunque las universidades están enseñando lo necesario, hay una desconexión entre lo que los estudiantes aprenden y lo que sienten que pueden aplicar en la práctica. El reto está en seguir ajustando los programas formativos y encontrar maneras de que los futuros psicólogos clínicos se sientan más seguros y competentes al enfrentar el mundo real. Por otro lado, el futuro de la psicología clínica sigue evolucionando, y con él, la forma en que se forman los profesionales.
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